Seguramente se preguntarán, y que tiene que ver una
feria con, como dijiste que se llamaba? Pues eso, autosabotaje. Así que los pondré
un poco en contexto.
Cuantas veces no empezamos un proyecto y lo dejamos
a la mitad, o nos trazamos unos objetivos y no los cumplimos? Cuando este tipo
de conducta se hace una constante en nuestra vida, podemos decir que nos
autosaboteamos.
El autosabotaje se convierte en un arte que va perfeccionándose
a lo largo de los años, hasta el punto de que no nos damos cuenta que está
allí. Se disfraza de amiga, de consejera y lo que es peor, de sensatez, así que
lentamente y sin darnos cuenta le damos protagonismo en nuestra vida hasta el
punto de recurrir a ella cada vez que queremos emprender algo, o trazarnos una
nueva meta o simplemente probar algo nuevo. Por lo menos ese era mi caso y en
nombre de la sensatez y la prudencia la hice mi “amiga no tan amiga” y es donde
radica el verdadero peligro, pues le entrego mi confianza y me convierto yo
misma en mi peor enemiga.
Teniendo claridad sobre esto, he aquí mi historia.
Empezando porque la primera reacción ante el
desafío de presentarme fue el temor y esa “amiga no tan amiga”, me dice “¡no puedes!”.
Normalmente suele ser muy convincente y siempre
tiene bajo la manga argumentos muy sólidos para afirmar lo que dice, así que
por lo general decido no luchar con ella y darle la razón, y aunque en el fondo
creo que la tiene, ésta vez decido no escucharla y me digo: Qué más da!.
Por mínima que sea la probabilidad de que funcione,
siempre valdrá la pena. Así que empecé mi puesta en marcha de lo que hasta
ahora era sólo una idea, sin forma ni estructura.
Por primera vez decidí actuar sin pensar, y vaya
que a veces creo que se me va la vida pensando. Empecé a crear y a comprar
materiales y a HACER, sin orden, sin metas claras, sólo a hacer. Sentí miedo de
que si me sentaba a pensar y a planear, corría el riesgo de que mi “amiga no
tan amiga” una vez más ganara la batalla como tantas veces antes.
Así que llegué a una feria, donde las
personas van a aprender nuevas técnicas y manualidades, con una caja llena de
productos terminados, muy bien elaborados, bastante elogiados pero que nadie
planeaba comprar, porque la mayoría se acercaban a preguntar que tenía para
enseñar y como no tenía nada, muchas veces se iban sin siquiera ver o detallar
los productos que ofrecía.
Al finalizar la jornada llegué a mi casa tranquilizándome
y diciéndome que sólo era el primer día. Me encomendé a Dios pidiéndole que me
iluminara y me mostrara los cambios en la estrategia que podría implementar
rápidamente para mejorar la situación y me acosté confiada… pero llegó la
mañana… y “mi amiga no tan amiga” recuperó su fuerza y tomó su lugar, ésta vez
tenía en sus manos el arma poderosa de la realidad del día anterior, así que
más bien le fue fácil convencerme de que la idea había sido un total fracaso,
que no había nada que hacer, y que lo más sensato era reconocer mi error, dejar
de perder tiempo y energía en algo que no tenía arreglo, después de todo ya
había pasado antes y nadie me reprocharía… incluso tuvo la desfachatez de
decirme que nadie había tomado la idea en serio, así que al final no pasaba
nada.
Fue en ese momento, cuando el sabotaje se hizo más
evidente, qué recordé las palabras que Dios dice a Josué en aquel pasaje, “… no
temas ni desmayes que yo estaré contigo en dondequiera que vayas”. Así que aún
sin ánimos y en señal de obediencia a esa palabra, me vestí de mi mejor sonrisa
y una hora tarde empecé mi segundo día de feria.
En el camino empecé a idearme algunos talleres
cortos que podría dictar a través de una amiga, así que la contacté, empecé a
promocionar la clase y surgieron varios prospectos.
En la tarde llegó mi amiga y ninguno de ellos
llegó. Lo que sí llegaron fueron personas elogiando mis agendas y pidiéndome
que les enseñara a hacerlas, así que sin más empecé a invitarlas a llegar al
taller de agendas que dictaría a la mañana siguiente, en mi tercer y último día
de feria.
Armé muy temprano los kits para dictar los
talleres, agradecí a Dios por la experiencia, por permitirme estar en ese lugar
rodeada de personas a las que nos unía un mismo sentir, la pasión por crear
bellezas con nuestras manos y esta vez con una sonrisa auténtica y un corazón
agradecido, supe que ése era mi lugar, y empecé mi tercer día.
Abrí el taller con una niña a la que vi no muy segura
de querer hacerlo pero que al ir viendo el resultado de su obra se fue
entusiasmando y enamorando más de la agenda que ella misma estaba creando. Nada
más era que vieran un ambiente de taller para que las personas empezaran a
llegar y a preguntar, así que una a una fueron llegando.
Ya para resumirles un poco, sólo les digo que no me
dió tiempo ni de almorzar. Mi esposo que llegó sólo para acompañarme por un
rato, le tocó quedarse todo el tiempo a atender a las personas que se acercaban
al stand puesto que yo estaba dictando el taller. Incluso tuve que decirle a
Meli (La medialuna, mi compañera de stand) que ayudara a una señora con la que
me había comprometido para la decoración de unas cajas, porque al final de la
tarde tenía 3 personas en simultánea haciendo talleres y una agenda encargada
sin hacer, así que el estrés me visitó por un momento.
Terminé el día agotada, con hambre y feliz de haber
compartido con todas esas personas que valoraron tanto mi trabajo que quisieron
duplicarlo.
Al final del día ya “mi amiga no tan amiga” se
había dado por vencida, ya ni yo recordaba con claridad lo que me había dicho
antes, pero por si acaso, no perdí oportunidad para sacar pecho y decirle “te
lo dije”, pues cómo tantas veces antes lo he dicho primero hay que creer para
empezar a ver.
No era ofreciendo lo que otra persona tenía para
enseñar que iba a ver cumplida la palabra de Dios, fue cuando creí en mí misma,
en lo que YO tenía para dar que me pude empoderar de mi posición en ese lugar y
entonces la bendición empezó a fluir.
Dios pone un sueño en nuestro corazón y nos da todo
lo que necesitamos para cumplirlo. Está en nosotros tomar la decisión de
decirle NO a ese saboteador interior. Sin discutir con él, porque es un
argumentador infalible. Sin siquiera intentar callarlo puesto que siempre
gritará más fuerte. Simplemente ignorarlo y aún sin fuerzas y hasta con los
ojos cerrados, seguir adelante poniendo nuestra confianza en aquél que todo lo
puede.
Cuantas veces haz dejado que esa "amiga no tan amiga" sea quien dirija tu camino? El dejarla al descubierto es un muy buen comienzo. Cuentame que tan presente ha estado en tu vida, cuales son los argumentos que más utiliza?
A mí me encanta lo que haces, por si te sirve de motivación.
ResponderEliminarSé que el ego nos juega a veces muy malas pasadas (por experiencia), pero tu valor como persona no reside en lo que opinen los demás. Quiero decir que tanto te alaben como te critiquen a ti no te debe de importar.
Podría escribirte un comentario súper largo pero creo que lo mejor que puedo hacer es recomendarte este fantástico libro: El poder del ahora de Eckart Tolle.
Si lo lees verás como dejas de autosabotearte.
Besos
Gracias Mônica, este es un proceso ya sabes, el libro suena genial, lo buscare. Gracias.
EliminarEsta experiencia es el reflejo de la importancia q le damos al "Temor a fracasar" y por eso muchas muchas veces no intentamos nuevos proyectos o retos en nuestra vida y dejamos q solo pasen las oportunidades.... solo aquellos esforzados y valientes q tienen su Fe en Dios arrebatan la bendición!.... Animo Dios esta contigo!
ResponderEliminarGracias, el temor puede ser muy paralizante. Se necesita mucho coraje y en esas andamos. Gracias.
EliminarTu historia Ruby es un ejemplo de la fuerza interior de una emprendedora creativa, no solo porque lograste sobreponerte a la impostora que te saboteaba sino porque tuviste la lucidez de comprender que la acción necesita de un mínimo de estrategia para prosperar. Aún así,en ocasiones nos equivocamos de perspectiva y aquí viene tu tercer acierto: modificar la idea que tenías para adaptarla a la realidad que tenías frente a tus ojos. Decir sin miedo, "vení al taller de mañana" aún cuando nunca lo habías previsto como una posibilidad es un ejemplo de esa otra parte de tu carácter, la parte intensional. Felicitaciones y besos enormes!.
ResponderEliminarGracias Paula, en otras ocasiones la impostora siempre se salió con la suya. Es una lucha importante, pero estoy dispuesta a ganarla, estoy segura que tus consejos me darán muchas herramientas para lograrlo. Muchas gracias.
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